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viernes, 14 de diciembre de 2012
LA IMPORTANCIA DE LA EXPERIMENTACIÓN Y OBSERVACIÓN EN EDUCACIÓN INFANTIL
En Educación infantil los niños y niñas
interiorizan la experiencia de una manera propia construyendo sus propios
significados del mundo que los rodea. Las observaciones que hacen los niños y
niñas y sus interpretaciones de las mismas pueden estar influidas por sus ideas
y sus expectativas.
Desde las edades muy tempranas es necesaria la experimentación
con los objetos y materiales de su entorno. En la vida cotidiana de los
niños/as hay infinidad de vivencias y materiales con las que se pueden relacionar y favorecer una actitud científica hacia
el conocimiento. Cocinar, un día de lluvia, el crecimiento de las plantas, el
sol, objetos que flotan, el agua (…) son sucesos de vital
importancia y que le dan la oportunidad de extraer mucha información sobre
el mundo que los rodea.
Las mentes de los niños se acercan a nociones que
han adquirido previamente y estas influyen sobre las nuevas experiencias de
formas muy diversas. El niño cuando aún es muy pequeño, tiene ideas sobre las
cosas y esas ideas son las que los acercan hacia el nuevo conocimiento.
Las situaciones cotidianas que se dan a lo largo
de la vida de los niños, son fuente de motivación
para querer conocer más acerca de su mundo.
Nosotros como docentes somos los encargados de
ofrecer oportunidades que faciliten el
acercamiento a diferentes fenómenos. Debemos planificar experiencias de
aprendizaje que favorezcan diferentes conocimientos y habilidades, escoger los materiales
propicios y que ofrezcan una variedad de experiencias, organizar espacios y
tiempos para observar, manipular y reflexionar acerca del entorno y los acontecimientos que en él ocurren.
Los educadores debemos tomar en cuenta las
experiencias previas de nuestros estudiantes, partiendo siempre de lo más
cercano para que las experiencias sean más
interesantes y próximas a los niños/as. Estas experiencias deberán provocar
sorpresa, curiosidad y proximidad conceptual que sea acorde a su etapa de
crecimiento.
El aprendizaje científico nace de la curiosidad
que todos tenemos por conocer y comprender los fenómenos que nos rodean. Por el
interés natural de descubrir los objetos
y las cosas, relacionarse con ellas y
poner en juego sus propias capacidades. Las dudas y explicaciones que los
niños/as realizan de forma ingenua irán conduciendo a la conquista de
preguntas y respuestas más rigurosas.
Bibliografía: Maria Jose Cabello. (2011) “ Ciencia en educación
infantil: la importanica de un rincón de observación y experimentación o de los
experimentos en nuestras aulas” Pedagogia magna. Tomado desde: www.pedagogiamagna.com
martes, 11 de diciembre de 2012
LA CALIDAD Y VARIEDAD DE JUEGOS CON OBJETOS PARA LOS MÁS PEQUEÑOS
Durante
los tres primeros meses de vida el niño interactúa con el medio a través de sus
reflejos, con los cuales construye esquemas reflejos, que son totalidades
perceptivas y motoras a la vez. Luego aparecerán conductas que el niño ejercita
en relación con los objetos, cuando puede tomarlos en sus manos, observarlos,
agitarlos, chuparlos o morderlos. Esto le permite aplicar los esquemas de
acción conocidos a diferentes objetos.
Los esquemas de acción van aumentando en variedad en la medida en que su
desarrollo motor se lo permite. Con
estás acciones el niño puede inferir cómo está comprendiendo lo que ve y cuáles
son las relaciones que va estableciendo entre distintos elementos.
El
cesto del tesoro está apuntado al juego del bebé, brindando experiencias de
calidad con los distintos objetos de la vida cotidiana. Como sabemos el cerebro
de los niños crece deprisa, y se desarrolla mediante las respuestas al flujo de
la interacciones externas que llegan desde del mundo que los rodea, a través de
los sentidos, el olfato, el gusto, el
oído, la vista, y el movimiento corporal.
El
cesto del tesoro reúne y permite fijaste, como ya mencionamos, en objetos que
se encuentran en la vida cotidiana que sirven de estímulo para todos los
distintos sentidos. Con el uso del Cesto del tesoro se puede asegurar que la
experiencia brindada al niño sea rica en cuando el cerebro de éste, esté
preparado para recibir información, relacionada y hacer uso de ella.
Todos
los objetos del cesto del tesoro son del entorno casero. Los niños cuando
adquieren movilidad, desplazamiento con
las cosas que prefieren jugar son con
sartenes, ollas, cajas de zapatos, las llaves del auto etc. Los que no
siempre a los padres les parece bien, y
es este aspecto lo que toma en cuenta el cesto del tesoro.
La
gran variedad de objetos, permite al niño jugar con tranquilidad, ocupado y
concentrado durante largos ratos. La educadora decidirá cual es el lugar de la
sala idóneo para la evolución del juego.
El
niño goza de las sensaciones que le provocan los objetos. Su curiosidad y sus
descubrimientos hacen que se llene de satisfacciones. Va aprendiendo a escoger
y a decidir que es lo que quiere hacer, tiene gran necesidad por probar la consistencia
de las cosas: coge los objetos los muerde, los chupa, los manipula, los
observa, los escucha, los apila, los huele, etc. participa todo su cuerpo.
Mientras
chupan, manipulan, se meten en la boca los objetos, etc., aprenden al mismo
tiempo que cada uno tiene un peso determinado, unas dimensiones, una forma, un
olor, un sonido, un tacto, etc. Cuando están eligiendo un objeto es fácil
imaginar que se están preguntando "¿Qué es esto?".
Al
favorecer la experiencia de un interés absorbente, y posibilitar que el
bebé siga un aprendizaje fundamental
para el que está preparado e impaciente
Bibliografía
Moreau de Linares L., El jardín maternal. Entre la intuición y el
saber, 1993, México, Editorial PAIDOS,
Cáp. III, Pág. 75 - 9
Goldschmied E., Jackson S, La educación Infantil de 0
a 3 años, Editorial
MORATA, Cáp. VI, Pág. 91 – 103
domingo, 9 de diciembre de 2012
LA IMPORTANCIA DEL JUEGO EN EDUCACIÓN INFANTIL
Las prácticas escolares, la formación de los profesores, y
los lineamientos ministeriales señalan al juego como tema específico del jardín
de infantes. La coincidencia en el tema no implica coherencia en los conceptos
y pautas de comprensión del juego y de los juegos en el ámbito de las escuelas.
La persistencia de contradicciones y superposiciones de significados acerca del
juego, repercute directamente sobre las experiencias en el jardín. Ideas y
creencias personales se mezclan con definiciones teóricas, constituyendo una
amalgama que obstaculiza la reflexión sobre el tema.
En el jardín de infantil se habla del juego como contenido
cultural, eje metodológico, ordenador institucional, instrumento de enseñanza,
técnica grupal, recreo, descarga, opción cuando la actividad de clase ya se
terminó; y a veces también como la posibilidad de que los chicos puedan
expresar temáticas familiares conflictivas. Sabemos también de las tensiones
que aparecen entre juego y contenido disciplinar, polos de una cinchada que
parece insuperable.
Tomando a estas múltiples e intensas discusiones internas del jardín como fuente inspiradora, se ha ido construyendo el sentido de este texto. Se trata de proponer una organización y jerarquización de conceptos, para que oficien de ordenadores que orienten las propuestas y experiencias de juego en el jardín. Una organización pensada como referente que permita a los maestros fundamentar sus propuestas de juego y sentir más libertad para jugar en cada sala.
Juego en el proceso de
socialización
El juego como contenido cultural formará parte del proceso de
socialización primaria como tantos otros saberes de una comunidad. Jugar es una
manera de establecer una relación con los chicos y de hacer juntos en familia
que tomará distintas formas a partir del valor que se le otorgue a esta
actividad. En líneas generales, podemos decir que casi siempre es un adulto
significativo el que enseña a jugar. Primeros juegos adornados de sonrisas,
sonidos, juguetes, ritmos, canciones, movimientos corporales, que irán
transformándose a través de la participación de otras personas con distintas
propuestas de juego: jugar con cartas, piedritas, fichas, masa, telas,
disfraces, pelotas, carreras.
Mientras vamos jugando se construye un nuevo rol social: nos
vamos haciendo jugadores. Y a partir de ese momento comenzaremos a conocer a
las personas a través de nuevos criterios: si sabe o no sabe jugar, a qué sabe
jugar, en qué es bueno jugando, qué juguetes tiene, si sabe juegos
interesantes, si puede aprender nuevos juegos, si me gusta jugar con ese
compañero o no. Aprender a jugar y ponerse a jugar requiere de la organización
de cuatro elementos básicos: compañeros de juego, tiempo, espacio y materiales
de juego. La relación entre estos cuatro elementos constituyen al juego como
trama interna de cada niño que va delineando la propia historia de juego.
Ubicarnos en una perspectiva social e histórica para
comprender el origen de esta actividad en la vida de las personas, nos permite
reconocerla como una zona compartida, construida con otros. En otras palabras,
no describimos al juego como una actividad natural, siempre presente y
despojada de problemas. Pensamos que el juego implica negociación, exposición
de diferencias, conflictos. Jugar requiere poder sostener la tarea de encontrar
semejanzas, de seleccionar ideas, de planificar secuencias, de construir
diálogos y escenarios. Podemos afirmar entonces que el juego es posible cuando
esta red de acciones y habilidades se ordenan para ponerse a jugar. Cuando
observamos jugar a los niños sabemos que el juego como propósito se ha
impuesto: ha sido mucho más importante jugar juntos que imponer la propia
idea.
Presencias, limitaciones y
ausencias del juego
En la actualidad, la escuela inicial vuelve a poner la mirada
y la atención sobre el juego, como ordenador del desarrollo en la infancia, al
constatar que muchos alumnos no pueden variar sus juegos y sus maneras de jugar
porque no cuentan con oportunidades de juego. En algunas regiones del país el
juego es una actividad presente que el maestro ampliará con su disposición y
saberes. En otros lugares, en otras escuelas asisten niños que no saben jugar,
que no han jugado, realidad que convoca al docente como presentador de esta
actividad cultural y social. En estos casos el maestro tiene que enseñarl a
jugar. Un nuevo aspecto del rol que convoca la disponibilidad del maestro con
relación al juego y que requiere saberes para comprender qué hacer cuándo los
chicos no saben jugar o cuando juegan siempre a lo mismo.
Reconocer al juego como clave para el desarrollo integral es
para la escuela inicial no sólo marco que orienta la acción educativa sino que
es al mismo tiempo una responsabilidad. La responsabilidad de garantizar el
juego en la vida educativa de los niños. Hacer que los niños jueguen, que sigan
jugando, que jueguen de distintas maneras a distintos juegos pasa a ser
responsabilidad de la escuela. Diseñar entonces propuestas escolares que
inviten y convoquen a los chicos a jugar, que les enseñen a jugar diferentes
juegos que impliquen acciones y procesos variados. Rescatar, enriquecer y
muchas veces instalar la capacidad para jugar es un objetivo básico, general y
obligatorio de la escuela inicial. Este marco le permite al maestro reconocer y
evaluar la capacidad de juego de los chicos integrando esta temática a otros
indicadores de desarrollo y aprendizaje que valora en el seguimiento de sus
alumnos.
Ponerse a pensar acerca de las experiencias y oportunidades
de juego de los chicos en la familia y en la escuela, es una tarea reveladora
de dudas, preguntas, limitaciones, zonas confusas. Por eso es importante
construir una zona compartida de conceptos y criterios para que los maestros
puedan jugar en ese marco conceptual sin perderse, habilitando más tiempos para
jugar y mayor variedad de juegos.
El valor del juego en el
desarrollo cognitivo: aspectos teóricos
Proponerse desde el nivel inicial el desarrollo integral de
los chicos, requiere aclarar algunas cuestiones acerca del desarrollo
cognitivo. En otras palabras, qué quiere decir desarrollo y cómo entender este
proceso evolutivo desde referentes teóricos flexibles a las variaciones de las
distintas regiones del país.
En la actualidad, se reconoce que las pautas evolutivas
establecidas por los modelos teóricos se cumplen, cuando las prácticas de
crianza y educativas se diseñan tomando estos aportes como base y parámetro de
las propias acciones. Los niños alcanzarán el despliegue y complejización de su
potencialidad, sólo si los contextos educativos (familia y escuela) en los que
participan se organizan para hacer posible la progresión de las habilidades y
competencias.
Las teorías psicológicas establecen conceptos y relaciones
que significan al juego como una actividad clave en el proceso de construcción
y desarrollo de la inteligencia. El marco científico nos permite aprender que
el juego promueve la construcción de procesos cognitivos que son la base del
pensar propiamente dicho. Jugar requiere comenzar a transformar las acciones en
significados habilitando de manera efectiva la adquisición de la capacidad
representativa. Proponer jugar un juego es proponer un significado compartido a
través de un guión interactivo. Jugar a la familia, jugar al doctor, jugar a ir
de paseo son ideas (significados en mente) organizadas y ordenadas en
secuencias a través de la acción y del lenguaje (esquema narrativo).
Para jugar un juego con otros, hay que comparar acciones para
diseñar estrategias, es necesario mantener “en mente” las reglas y objetivos
del juego que ofician de parámetro de las acciones, y es indispensable ponerse
de acuerdo con respecto a las reglas antes de empezar a jugar. Para lograrlo
hay que explicar –de tal modo que los otros entiendan- el propio punto de
vista, comprender los puntos de vista de los otros y construir conjuntamente
una posición común. Jugar implica y demanda procesos de análisis, de
combinación, de comparación de acciones, de selección de materiales a partir de
criterios y de producción de argumentos. Estos procesos constituyen el capital
cognitivo necesario para todos los aprendizajes específicos que integran las
áreas curriculares. Esta manera de analizar el juego permite comprender que
jugar es en sí mismo, un indicador de desarrollo cognitivo, social y
afectivo.
Los juegos son contextos de producción de conocimientos
(contenidos) y de procesos cognitivos. Desde esta concepción observamos e
indagamos a qué juega cada niño, significando esta información como saberes previos
relativos al juego y a los juegos.
Cuando hablamos de procesos
cognitivos nos referimos a:
§ comparar acciones
§ intercambiar y negociar ideas para ponerse de acuerdo con
respecto a distintos contenidos del juego.
§ mantener “en mente” las reglas y objetivos del juego
§ centrarse en
tarea,
§ recuperar
información
§ establecer
relaciones y combinaciones
§ pensar acerca de
las acciones (la reflexión posterior al juego)
Cuando hablamos de saberes
previos, nos referimos a:
§ los conocimientos matemáticos
§ los conocimientos del área de lengua
§ los juegos que saben jugar
Conceptualizar al desarrollo en términos sociales significa
comprender que las habilidades y aprendizajes específicos son contenidos
subjetivos que han sido valorados y estimulados en el marco socio-cultural de
pertenencia. Son logros de los chicos que revelan las expectativas y la
intencionalidad educativa de los adultos significativos (padres y maestros).
Desde esta posición reconocemos que las oportunidades para jugar dependen del
permiso y propuestas de los adultos. Este marco hace viable el análisis de los
juegos que los chicos organizan autónomamente para evaluar si estas elecciones
promueven complejización de procesos cognitivos o ratifican y consolidan
pobreza cognitiva y simbólica, ya que sabemos que los juegos son promotores de
desarrollo intelectual en tanto cumplan con ciertos atributos y se signifiquen
en ese sentido.
Las dificultades que pueden presentar los chicos para comenzar o sostener un juego son consecuencia de la ausencia de experiencias de juego grupal, condición básica para el aprendizaje del jugar y de los juegos. Si en la actualidad los niños no juegan o juegan juegos pobres en términos de desafío intelectual o juegan juegos solitarios, la tarea de la escuela es promover experiencias de juego variadas, interesantes y tendientes a la complejización tanto en términos sociales como cognitivos. La lectura social del desarrollo nos guía en el diseño de entornos educativos que faciliten y enriquezcan la capacidad de juegos de los chicos. Se trata de tomar a los aportes teóricos como puntos de referencia para delinear un recorrido evolutivo para el juego en el contexto escolar.
viernes, 7 de diciembre de 2012
LAS DISTINTAS FORMAS DE JUEGO
El juego desde la perspectiva que estamos
sosteniendo es considerado como un contexto de producción cognitiva. Hablar de
contexto de producción cognitiva, significa que el juego participa de la
construcción de la inteligencia por la variedad y complejidad de los procesos
cognitivos y afectivos que impone. Jugar es un modo de hacer con la mente que
implica procesos básicos del aprender y del pensar. Contar con oportunidades de
juego de manera sistemática pensadas en este sentido promueve el desarrollo
integral del niño.
Partiendo de los aportes que explican el lugar
central del juego en la transformación de la inteligencia, el juego se ubica en
el jardín de infantes como ordenador de prácticas. Si a jugar se enseña jugando
pensaremos en distintos formatos de juego para poder enseñar a jugar de
distintas maneras y a distintos juegos. Conceptualizar al juego como formato
significa pensar al juego desde un modelo relacional. En este sentido el juego
es un contexto de encuentro y producción intersubjetiva que presenta atributos
propios. Modos de hacer, comunicarse y producir que no se dan con ese orden y
atributos en otros contextos.
Los juegos pueden presentarse de distintas
maneras en el jardín. En este escrito pensaremos sobre el juego en sectores, el
juego como instrumento de enseñanza, el juego como contenido y el juego en el
patio.
Juego en sectores, áreas o rincones
En esta propuesta el aula se sectoriza en
función de criterios, datos recogidos en las observaciones, formación del
docente, recursos materiales disponibles, y dispoción del centro educativo en
cuanto al curriculum de trabajo. La característica central y específica es que
se trata de un tiempo de tarea en el jardín sostenido en la elección de los
chicos. Elección que devela los contenidos y actividades que han resultado más
interesantes para ellos. La tarea de elegir es un desafío para los niños ya que
los ubica como protagonistas: una situación de clase que les va enseñando a ser
autónomos. Quizás sólo en la escuela los niños tienen la oportunidad de hacer
este aprendizaje social que será fundamental a lo largo de toda su vida.
El proceso de elección no es solo temático. Es
decir no se trata sólo de elegir un sector, sino de elegir compañeros para
hacer juego en grupo. Por eso decimos que esta propuesta de aula potencia
grupalidad. Potencia la disponibilidad de los chicos a estar y hacer en grupo.
Los pone en situación de tener que hacer con otros de manera independiente del
adulto. Desafío social, afectivo y cognitivo que le permite al docente observar
y analizar aspectos del desarrollo de sus alumnos invisibles en otro tipo de
propuestas.
Esta propuesta pedagógica integra el sector de:
construcciones, dramatizaciones, juegos tranquilos, con el sector de plástica,
biblioteca, carpintería. Esta variedad forma parte de las preferencias del
maestro, de los lineamientos institucionales y de los recursos materiales.
Pensaremos sobre los tres sectores de juego.
Esta
área provee a los niños de espacio necesario para construir con bloques, lo que
ofrece oportunidades interesantes para que los niños experimenten y descubran
volúmenes y procesos de construcción, acercándose cada vez más a la comprensión
de expresión a través de ella. Este proceso necesita de ciertas habilidades
motrices, de experiencias y conocimientos previos. El espacio físico es de
vital importancia en esta área, dónde quedan exentas mesas y sillas ampliando
más el espacio para favorecer el juego libre y experimentación a través de la
construcción de varios niños al mismo tiempo. Puede incluirse una
alfombra que permita delimitar el área, teniendo en cuenta no entorpecer el
trabajo de los niños y sobre el cual se puedan equilibrar las estructuras
construidas sin riesgo de derrumbarse.
Las experiencias vividas en esta área se pueden complementar y
enriquecer con la articulación entre ella y el área de la representación,
lo que hace importante ofrecer opciones al respecto.
Área de Arte
Los juegos de construcciones implican la
relación entre medios y fines. Los chicos establecen una meta a partir de la
cual el juego se inicia y se va organizando con la selección y combinación de
materiales e instrumentos. Las características físicas y funcionales de los
materiales a los que tengan acceso los chicos impactan directamente en la
posibilidad de potenciar procesos de combinación, anticipación y resolución de
situaciones problemáticas.
Estos juegos requieren de los jugadores
habilidades técnicas: recortar papel, cartón, tela, pegar con cinta de papel,
cinta scotch, voligoma, plasticola. En otros términos, establecer relaciones
entre características de la superficie y tipo de adhesivo, entre tipo de
textura y filo de la herramienta, entre grosor y tipo de corte, entre otros.
Por otro lado, ponen en acto saberes acerca del espacio y de los objetos en el
espacio. Los juegos de construcciones facilitan secuencias de juego más largas,
ricas en verbalizaciones y combinaciones, prósperas en términos cognitivos por
incluir situaciones problemáticas concretas. La experiencia sistemática con
relación a este tipo de juegos permite a los niños ir superando procesos de
exploración para ir hacia la construcción de objetos y escenarios de juego. La
imagen (lo que los chicos quieren armar) inicia el proceso de construcción,
oficia de ordenador en tanto sostiene la acción concreta sobre los materiales y
las negociaciones entre compañeros; y también es esta imagen la que los chicos
rescatan para evaluar sus producciones y a la de los otros. Esta capacidad
indica los avances del pensar en tanto señalan la distancia entre la acción y
las ideas.
Este tipo de juego muchas veces se combina a
las dramatizaciones en tanto permite el armado del escenario y adornos
necesarios como soporte de la historia a jugar.
Área
de Lenguaje y dramatización
Dramatizar implica todos los atributos propios
de una narración: personajes, tiempo, espacio, tema, conflicto, resolución de
conflicto, cierre. Los personajes son adjudicados y asumidos en el mismo
proceso de juego. La trama se va construyendo a través del intercambio entre
los distintos roles diseñando el territorio (escenario) del juego,
seleccionando utensillos, vestimenta y adornos como soporte de los
significados. Los temas de las dramatizaciones remiten en su gran mayoría a
actividades sociales significativas de la vida cotidiana de los chicos (familia
y comunidad) y por lo tanto facilitan la comprensión y aprendizaje social de
roles y actividades. En otros casos dan cuenta de saberes más amplios ligados a
los cuentos y a los medios de comunicación (dibujitos animados, películas,
noticieros).
Los materiales que conformen el sector de
dramatizaciones enmarcan y guían los temas de los juegos, y por lo tanto es
fundamental que el maestro anticipe y planifique alternativas de recursos que
posibiliten a los chicos variar y ampliar los temas que juegan dramáticamente.
Para analizar cognitivamente esta manera de jugar es valioso diferenciar entre
tema y contenido. El tema del juego da cuenta de a las condiciones de vida de
los niños; el contenido revela el nivel de aprendizaje alcanzado con relación a
estas condiciones de vida. Por lo tanto un tema puede jugarse durante bastante
tiempo estableciendo diferencias con relación al contenido. En otras palabras,
es necesario variar la oferta de objetos, ideas y recursos para promover y
lograr que los chicos amplíen y complejicen el contenido de los juegos.
Área de Juegos Tranquilos
En general, en este sector se presentan juegos
que han sido presentados como juegos para aprender. Los niños podrán elegir por
si mismos los juegos ya enseñados por el maestro y esta elección y la manera de
jugar permitirá evaluar las características del aprendizaje logrado.
Se eligen juegos con reglas convencionales,
como cartas, juegos de recorrido. También pueden presentarse enhebrados,
rompecabezas o de encastre. Es importante reconocer que algunos de estos
materiales promueve acciones de ejercitación generalmente solitarias, que las
alejan de una experiencia de juego compartido.
El juego como instrumento de enseñanza
Se trata de seleccionar juegos con
intencionalidad pedagógica. Es decir juegos pensados como estrategias
didácticas. Esta decisión requiere pensar en dos dimensiones. Por un lado en
términos de la enseñanza: cómo enseñar, cómo guiar el proceso de aprendizaje.
Por otro lado sobre la especificidad del contenido a enseñar. Los juegos son
mediadores del contenido en tanto son estructuras que implican determinados
saberes y por lo tanto le permiten a los jugadores construir y apropiarse
significativamente de un contenido. El maestro requiere de específicos
criterios para organizar y fundamentar el sentido de la selección de este tipo
de juegos.
El juego como instrumento de enseñanza puede
aparecer en tres formas: juego centralizador, juegos matemáticos y juegos
dramáticos.
Juego centralizador
Es un juego diseñado por el maestro, ligado a
un contenido disciplinar o a una experiencia específica que se pretende
rescatar. Muchas veces integra y representa contenidos de paseos, o temáticas
sociales y comunitarias.
Juegos que implican el uso de saberes
matemáticos a través de acciones significativas y grupales. Los juegos
promueven la recuperación de los contenidos por fuera del esquema de
presentación, facilitando la transferencia y uso de un conocimiento para
situaciones significativas y valiosas para los chicos.
Juegos dramáticos
Generalmente ligados a cuentos trabajados por
el docente, promueven la recuperación de distintos aspectos de la historia, la
adquisición de esquema narrativo, el desarrollo del lenguaje oral, el
reconocimiento de atributos según el rol. Son juegos inventados por el docente
que muchas veces comienzan con un pedido o iniciativa de los chicos.
Juego en el patio
Es una forma de juego que los niños organizan
autónomamente en tanto no hay propuesta del docente. El espacio físico del
patio con los recursos que contenga es el territorio para jugar juntos. La
observación de los recreos ofrece al maestro información sobre el jugar y los
juegos que los chicos pueden sostener sin mediación por parte del adulto. Es un
tiempo espacio que a veces también requiere de las ideas y propuestas de juego
del maestro como intervenciones tendientes a enriquecer los saberes de los
chicos con relación a los juegos tradicionales, regionales, a la resolución de
situaciones sociales y problemáticas.
Juego como contenido
El la recuperación de los juegos tradicionales
en el jardín de infantes hace posible la transmisión de un saber histórico.
Juegos que antes se aprendían en la propia familia o comunidad, y que en los
últimos años hemos empezando a extrañarlos al no verlos en los patios
de las escuelas, en los pasillos entre las salas, en las plazas. Son juegos que
los maestros enseñan por diferentes propósitos, y que hacen posible que los
chicos aprendan a jugar juntos y aprendan juegos. Para muchos chicos, esta
propuesta de juego del docente, es la entrada al juego como contenido de su
propia cultura; una herencia a la que tienen derecho.
A modo de cierre
Pensar sobre el juego permite tomar conciencia
de los múltiples aspectos que los constituyen desde lo social y desde lo institucional.
Desde esta posición, es posible reconocer las características actuales de la
presencia del juego en el jardín de infantes. Este proceso de reflexión
requiere de aportes conceptuales que ordenen la comprensión de las acciones y
delinenen las propuestas a futuro. En este escrito se propone una selección y
jerarquización de items ligados al juego con la intención de facilitar la
puesta en marcha de acciones variadas y fundamentadas. Los criterios y
conceptos teóricos se presentan al modo de herramientas para que el maestro
adquiera seguridad y confianza al diseñar propuestas para jugar.
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